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En qué lengua les hablo a mis animales, me pregunta un amigo. Nunca en francés, por alguna razón, le digo muy segura, acaso porque el francés nunca llegó a ser, de veras, lengua casera y lo animal es parte de la casa.Una mujer recorre en estos t... Seguir leyendo
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En qué lengua les hablo a mis animales, me pregunta un amigo. Nunca en francés, por alguna razón, le digo muy segura, acaso porque el francés nunca llegó a ser, de veras, lengua casera y lo animal es parte de la casa.Una mujer recorre en estos textos recuerdos y anécdotas de su vida, al tiempo que reflexiona sobre la lengua y el plurilingüismo. Relatos sobre Jules Supervielle, Guillermo Hudson, George Steiner, Elias Canetti se intercalan con episodios de su infancia, atravesada por diferentes lenguas. Ya de muy pequeña, hablaba español con la madre, inglés con el padre, y una mezcla de ambos con su hermana, cuando nadie las oía. Luego vino el francés, como una suerte de recuperación de la lengua que había heredado su madre de sus padres y luego perdido. Cada idioma pasó a ocupar distintos espacios y a teñirse de afectividades diversas. Sobrevinieron los años de estudio en Francia, y luego la radicación en los Estados Unidos. Pero la narradora se pregunta: "¿Por qué hablo de bilingüismo, de mi bilingüismo, desde un solo idioma, y por qué he elegido hacerlo desde el español?", "¿En qué lengua se despierta el