Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Después de casi medio siglo de escrupulosa devoción por su arte, Jorge Luis Borges escogió de forma muy personal una antología de su trabajo que incluía relatos, ensayos y poesía.También estaban en esta selección unas «prosas» mordaces que ... Seguir leyendo
info
Después de casi medio siglo de escrupulosa devoción por su arte, Jorge Luis Borges escogió de forma muy personal una antología de su trabajo que incluía relatos, ensayos y poesía.También estaban en esta selección unas «prosas» mordaces que adquieren las dimensiones de un género único en las letras contemporáneas.En el prólogo declaraba su intención:«Sospecho que un autor debe intervenir lo menos posible en la elaboración de su obra. Debe tratar de ser un amanuense del Espíritu o de la Musa (ambas palabras son sinónimas), no de sus opiniones, que son lo más superficial que hay en él. Así lo entendió Rudyard Kipling, el más ilustre de los escritores comprometidos. A un escritor nos dijole está dado inventar una fábula pero no la moralidad de esa fábula. Ojalá las páginas que he elegido prosigan su intricado destino en la conciencia del lector. Mis temas habituales están en ellas: la perplejidad metafísica, los muertos que perduran en mí, la germanística, el lenguaje, la patria, la paradójica suerte de los poetas.»Parafraseando al propio Borges, el Tiempo ya ha dictado que ésta es una antología admirable.