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El deseo del hombre por librarse del miedo y por buscarse una determinada protección hizo que con frecuencia recurriese a métodos en los que la superstición aparecía íntimamente unida a la creencia religiosa, sin saber muchas veces donde acababa... Seguir leyendo
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El deseo del hombre por librarse del miedo y por buscarse una determinada protección hizo que con frecuencia recurriese a métodos en los que la superstición aparecía íntimamente unida a la creencia religiosa, sin saber muchas veces donde acababa una y donde empezaba la otra. El auxilio de recursos extraordinarios que hundían sus raíces en la más lejana tradición fue una herramienta a la que recurrió con frecuencia el hombre medieval para vencer su indefensión ante hechos calamitosos, como podían ser las guerras, las enfermedades, las malas cosechas o las catástrofes naturales. También la sociedad de la época utilizó pruebas similares para resolver asuntos judiciales donde el veredicto final emanaba de la gracia de Dios. La propia Iglesia medieval se valió igualmente de conjuros y exorcismos para invocar la intervención divina, al tiempo que dotaba de poderes sobrenaturales a objetos devocionales, como podían ser las reliquias, los escapularios o determinadas imágenes de culto. Esa función apotropaica, no exenta de cierta superstición, se dio también con determinadas figuras y signos que quedaron esculpidos, grabados o pintados en algunas iglesias románicas. En este curso exploraremos algunas de estas creencias donde lo mágico y sobrenatural se funde con lo propiamente religioso. Lo analizaremos tanto desde el punto de vista del pensamiento de la época, como de las manifestaciones materiales que han perdurado en muchos de nuestros edificios románicos. Como en ediciones anteriores, para facilitar la participación de un mayor número de alumnos se han programado dos convocatorias con idénticos contenidos, dirigidas ambas a un público muy amplio, desde investigadores y estudiantes universitarios hasta aficionados al arte románico en general.