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Cuando la carne y la sangre únicamente, cuando el hombre desnudo convocó a los dioses y les dio la forma de su hambre y de la agonía de su cuerpo. Entonces la pequeña hembra Oona que deseaba en secreto el fruto rojo de la carne fresca, entonces l... Seguir leyendo
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Cuando la carne y la sangre únicamente, cuando el hombre desnudo convocó a los dioses y les dio la forma de su hambre y de la agonía de su cuerpo. Entonces la pequeña hembra Oona que deseaba en secreto el fruto rojo de la carne fresca, entonces los ojos furtivos del joven macho Logh que secretamente medían sus pasos. Y la mañana en aquel claro del bosque, junto al arroyo que bordeaba la colina y alcanzaba la rivera. La mañana en la que ella comió la carne del hombre, y Logh supo que él no podría detenerla, que solo lo haría una fuerza sin nombre que en el corazón de la espesura llamó dios.