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Escritores inadaptados e inconformistas, angustiados y superdotados, se reúnen en un libro cuyo nexo común es la autodestrucción. Las vías para ello, diversas: voluntarias o inconscientes, definitivas o pasajeras, violentas o discretas. Con el p... Seguir leyendo
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Escritores inadaptados e inconformistas, angustiados y superdotados, se reúnen en un libro cuyo nexo común es la autodestrucción. Las vías para ello, diversas: voluntarias o inconscientes, definitivas o pasajeras, violentas o discretas. Con el precedente literario de Werther y el tedio vital que ejemplifica como nadie Cioran, surgen en "La letra herida" aquellos que abusaron de la bebida (Fante, Bukowski, Rulfo, Pessoa) o de las drogas (Ginsberg, Kerouac, Capote, Dick, Thompson); aquellos que padecieron depresiones como Toole, Woolf o London, tuvieron personalidades dementes, caso de Nietzsche, Hamsun o Strindberg, o aunaron parte de ello en un mismo destino suicida. Todo queda envuelto en sendos textos que hablan de la melancolía y la locura, por medio de otro grupo de autores y estudiosos. A lo que se añadiría un estremecedor prefacio en que Toni Montesinos habla de por qué ha dedicado tantos años a interesarse por artistas sufrientes, desde un trasfondo íntimamente autobiográfico, con la figura paterna detrás, lejana y presente, destructiva no solo para sí sino, sobre todo, para su propio hijo. «Desde la novela, el ensayo o el periódico, Montesinos es una voz sugestiva y estimulante dentro de un panorama en el que lo artificial y efímero del mercado del entretenimiento predominan por encima de lo genuino y duradero. Debemos estarle reconocidos por su compromiso con la literatura y el arte de siempre». GONZALO NAVAJAS «Un texto de Toni Montesinos, la sensibilidad que manifiesta, nunca deja indiferente y siempre amplía nuestro horizonte vital. (...) Va como delante de nosotros, haciendo de guía. Levanta con la palabra sugerente los velos de lo oculto». GERMÁN GULLÓN