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«En el eterno retorno de la poesía, podríamos imaginar a Laura Riding como hija de Gertrude Stein y William Blake, figuras de resistencia radical a una poética normativa (patriarcal), que evitan tanto las observaciones empíricas de un mundo cogn... Seguir leyendo
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«En el eterno retorno de la poesía, podríamos imaginar a Laura Riding como hija de Gertrude Stein y William Blake, figuras de resistencia radical a una poética normativa (patriarcal), que evitan tanto las observaciones empíricas de un mundo cognoscible como las meditaciones interiores de una búsqueda del yo. Torpemente disonantes y a menudo misteriosamente opacos, los poemas de Riding son experimentos inquietos, en los que el lenguaje es una fuerza sin género, que refutan las epistemologías ordinarias del significado. Casi un siglo después de ser escritos, los poemas de La ceñida corona (1926) ofrecen a nuestros ojos contemporáneos un encuentro crudo con la esencia elemental en su búsqueda de capturar “nuevas sorpresas y espíritus”». —Ann Lauterbach «Riding creía que la poesía tenía que volverse antisocial, no mercantilizada, respondiendo a sí misma, para ser fiel a su vocación: decir la verdad.» —Benjamin Hollander, The Brooklyn Rail La corona ceñida fue publicada en 1926 por Hogarth Press, la editorial de Leonard y Virginia Woolf. Compuesta por poemas escritos cuando tenía veinticinco años, prepara el escenario para el resto de la obra de Laura Riding. Esta edición incluye, además, el primer manifiesto poético de Riding, «Una profecía o una súplica» (1925), que establece el contexto de los poemas.