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Quizás lo primero que deberíamos aprender sobre el sexo es a desaprender. Desaprender el deseo que nos han enseñado que debemos sentir, desaprender la vergüenza. Olvidar los cuerpos que nos tienen que gustar obligatoriamente, las prácticas que s... Seguir leyendo
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Quizás lo primero que deberíamos aprender sobre el sexo es a desaprender. Desaprender el deseo que nos han enseñado que debemos sentir, desaprender la vergüenza. Olvidar los cuerpos que nos tienen que gustar obligatoriamente, las prácticas que se conciben como las únicas posibles. Borrar de la mente las imágenes de la pornografía comercial, el papel que nos toca jugar. Y, entonces, con otros ojos, mirar muy adentro y preguntarnos qué queremos, qué nos gusta, qué tenemos ganas de descubrir. Y mirar hacia afuera, también. Mirar todo aquello que hay delante de nosotros, no eliminar nada por defecto. Escuchar nuestro deseo y, cuando sabemos qué queremos, escuchar a la otra persona y saber qué quiere y si es compatible. Atrevernos a dudar, a explorar, a equivocarnos, a detenernos en cualquier momento. Salir de lo que «tiene que ser» y adentrarnos en lo que nos hace vibrar. Seguir el deseo, compartir el placer. Parece fácil ¿no Y, sin embargo, vivimos sexualidades condicionadas por expectativas, presuposiciones y tabús que nos complican el hecho de escucharnos. "¿Follamos " explora los caminos que nosnpueden lleva