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Testigos de abordajes, de batallas navales, de barcos hundidos, de pescadores perdidos en la bruma... Los faros son los grandes desconocidos costeros. Este es un viaje colosal por las grandes luminarias que conectan el mar con los puertos y costas. L... Seguir leyendo
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Testigos de abordajes, de batallas navales, de barcos hundidos, de pescadores perdidos en la bruma... Los faros son los grandes desconocidos costeros. Este es un viaje colosal por las grandes luminarias que conectan el mar con los puertos y costas. Los faros forman parte de la historia de nuestro mundo. Desde la antigüedad, sus destellos han sido un recordatorio constante de la fuerza de la naturaleza y de la fragilidad del hombre que, en su empeño por dominarla, los fabricó para guiar a los marineros en su cruenta lucha contra el oleaje. Estos centinelas solitarios llevan siglos proyectando consuelo a las tripulaciones y son salvavidas costeros que inmortalizan nuestra historia de amor con el mar, al tiempo que nos alertan de sus peligros. Erigidos sobre una torre -que, en ocasiones, adquiere carácter de atalaya- son guía, seguridad y compañía que luce para cualquier embarcación sin importarle su nacionalidad ni sus circunstancias económicas, políticas, religiosas o sociales. Su luminaria ha sido vigía de los marineros en la oscuridad, su esperanza en las tormentas, y la caricia incandescente que les acerca