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Cada vez nos encontramos más desconectados de la naturaleza, pero lo cierto es que estamos intrínsecamente vinculados a ella a través de un tejido que se despliega como la esencia que nos acoge y sostiene. En «El tejido de la naturaleza», la pr... Seguir leyendo
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Cada vez nos encontramos más desconectados de la naturaleza, pero lo cierto es que estamos intrínsecamente vinculados a ella a través de un tejido que se despliega como la esencia que nos acoge y sostiene. En «El tejido de la naturaleza», la prestigiosa bióloga Anne Sverdrup-Thygeson elabora un recorrido que nos muestra la belleza y las bondades de la biodiversidad de nuestro entorno. En su viaje, se detiene en los secretos que guardan los océanos, la fauna y la flora de nuestro medio, y, con ello, nos desvela de primera mano esta conexión imborrable que existe entre la naturaleza y nuestras vidas. El medio natural nos alimenta, nos proporciona agua fresca, nos permite extraer propiedades medicinales de su botánica, controla la polución y nos provee de oxígeno, e, incluso, su contemplación, ahora que vivimos sumergidos en la rapidez y el ruido, nos ofrece un auténtico consuelo espiritual. En plena lucha contra el cambio climático, este bellísimo ensayo nos invita a reaprender a mirar, y a apreciar la naturaleza desde la delicadeza de las pequeñas formas de vida, haciendo hincapié en la necesidad de actuar, como individuos, para proteger este mundo natural que, en palabras de la autora, «es todo lo que tenemos, es todo lo que somos». . . . . CITA «Cuando pensamos en la naturaleza, la vemos como una especie de banco de recursos ajeno e inmutable. Un lugar separado de nosotros, los humanos, y de nuestras vidas cómodas. Un centro de servicios del que podemos obtener recursos ilimitados y esperar favores sin reservas, cuando queramos, pero que, por lo demás, no nos concierne especialmente. Y no es así. Tú y yo formamos parte del tejido de la naturaleza, y estamos más integrados en él de lo que crees. La naturaleza, con sus grandes cantidades de organismos diminutos y poco visibles, es lo que nos mantiene en pie, lo que sostiene la vida humana, incluso cuando esa vida es urbana y moderna».