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EL TALENTO DEL CEREBRO
10 Lecciones fáciles de neurociencia
EAN 9788411721943
Número en la colección:
11
Encuadernación Rústica
Peso 225
Páginas 184
Tamaño 13.5cm X 21cm
¡Últimas unidades!
10 lecciones fáciles de neurociencia El cerebro es un órgano capaz de envejecer menos que los demás. Menos que el hígado, la piel o el corazón. Cuidarlo es nuestra única oportunidad de prolongar la juventud, disfrutar de la vida durante mucho ... Seguir leyendo
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10 lecciones fáciles de neurociencia El cerebro es un órgano capaz de envejecer menos que los demás. Menos que el hígado, la piel o el corazón. Cuidarlo es nuestra única oportunidad de prolongar la juventud, disfrutar de la vida durante mucho tiempo y salvaguardar a la vez la salud del cuerpo. Como explica en este libro Michela Matteoli, una de las neurocientíficas italianas más reconocidas interna-cionalmente, el cerebro tiene un punto fuerte: la plasticidad, es decir, la propiedad de modificarse y repararse. Por eso puede evolucionar a lo largo de toda su existencia, expandirse, literalmente, y construir nuevas co-nexiones entre las neuronas. Un talento único. En 10 sencillas lecciones de neurociencia, la autora guía a sus lectores para que descubran el gran potencial de la mente, pero también al del principal enemigo del sistema nervioso: la inflamación crónica, que provoca el envejecimiento prematuro y desencadena patologías como el alzhéimer, el párkinson y la depresión. Los científicos se centran en investigar métodos que combatan la neuroinflamación y, para prevenir y frenar sus daños. Es posible adoptar protocolos de prevención, como el del Instituto de Neurociencia del CNR, di-rigido por Matteoli. El talento del cerebro quiere ser un camino para comprender algunas de las funciones cere-brales más extraordinarias y mostrar a todos los lectores cómo se pueden adoptar estrategias que preserven las capacidades cognitivas, desde la nutrición hasta la relajación. Cuanto antes empieces, mejor. «El cerebro no vuela solo –escribe la científica–. El entorno externo, las moléculas inflamatorias de la sangre o las bacterias del intestino lo moldean y modifican, y el cerebro responde, en voz baja o en voz alta. Pero siempre responde».
