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El destino de la palabra es la manifestación de un tiempo de destrucción. De un final que se plantea desde tres ópticas.
En la primera, se explora la labor destructiva del capitalismo en el ámbito del lenguaje. Ya no se en-tiende el verbo poétic... Seguir leyendo
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El destino de la palabra es la manifestación de un tiempo de destrucción. De un final que se plantea desde tres ópticas.
En la primera, se explora la labor destructiva del capitalismo en el ámbito del lenguaje. Ya no se en-tiende el verbo poético, porque la información permanente se ha hecho dueña y señora de la palabra. En la segunda, nos hallamos en el terreno de la mercancía, con su retahíla de frases extraídas de radios, televisiones, periódicos y redes sociales.
En la tercera, esta vez en forma de relato, el tiempo de destrucción atrofia asimismo las vidas. La som-bra del final, que oscurece las relaciones humanas y llega al vínculo entre un padre y un hijo, con sus distancias, sus intentos de acercamiento, sus incomprensiones y malentendidos.