Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
«Bueno, mira. Que me detengan. Sí, maté al pajarillo. A ver, por favor, que soy UN GATO. ¿Qué se supone que tengo que hacer ? Vale, vale. A lo mejor me pasé arrastrándolo y dejándolo en la alfom... Seguir leyendo
info
«Bueno, mira. Que me detengan. Sí, maté al pajarillo. A ver, por favor, que soy UN GATO. ¿Qué se supone que tengo que hacer ? Vale, vale. A lo mejor me pasé arrastrándolo y dejándolo en la alfombra. Porque lo mismo las manchas no salen ya nunca. Lo dicho, que me detengan.» Tuffy se considera un gato normal y corriente. Por eso no entiende por qué, cada vez que entra por la gatera con un animalillo en las fauces, su familia monta un drama. Mejor dicho, un dramón. ¡Pero si es un gato! ¿Qué es lo que esperan de él? No piensa cambiar, eso lo tiene claro. Pero un día arrastra a Tambor, el conejo de los vecinos, hasta la alfombra de casa, el pánico cunde y todo se descontrola. Ahora sí que se ha metido en un buen lío... ¿Conseguirán solucionar entre todos el desastre?