Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
«Milita Molina: un agujero belga en la literatura argentina», rezaba un titular en 2013. Estamos ante una autora de culto de la última literatura sudamericana. Traductora especializada en narrativa estoadounidense, su entrega inquebrantable a la f... Seguir leyendo
info
«Milita Molina: un agujero belga en la literatura argentina», rezaba un titular en 2013. Estamos ante una autora de culto de la última literatura sudamericana. Traductora especializada en narrativa estoadounidense, su entrega inquebrantable a la fórmula enunciada por Osvaldo Lamborghini, «autor de un solo texto», convierte toda su obra en una formulación coherente y corrosiva que destella genialidad. Su poesía performativa y su narrativa contracultural se adhieren una a la otra en límites difusos y agujereados por fisuras llenas de humor negro y una ingeniosa crudeza. «El lector vacila, sigue intrépidamente adelante pero ya no se repondrá nunca más de este accidente: ¿qué estoy leyendo?», aseveraba Nicolás Rosa. Milita Molina «se refugia en los intempestivos, en los inoportunos», su droga dura ante la angustia de tener un cuerpo: enfermo, claro. «Se me incrustan las palabras y cuanto más morbosas enfermas y malditas y condenadas más se ensañan con su rum rum». Beckett, Mansilla, Kerouac, Tsvietáieva, Lamborghini, Copi, James, Baudelaire, Macedonio, Bowles, Kierkegaard, Hernández, Austen Conciencia del daño que no renuncia y exprime. Y canta.