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Deseos de otras noches duele. Podría ser menos directa, podría adornarlo más, pero la poesía de Marc J. Mellado se merece la claridad que sus mismos poemas tienen. Y es esa claridad la que deja sin respiración. Sin drama, sin lamentos, sin grito... Seguir leyendo
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Deseos de otras noches duele. Podría ser menos directa, podría adornarlo más, pero la poesía de Marc J. Mellado se merece la claridad que sus mismos poemas tienen. Y es esa claridad la que deja sin respiración. Sin drama, sin lamentos, sin gritos, cada poema nos pone al borde de nosotros mismos y de esas cuestiones que preferimos meter bajo la alfombra. Nos pregunta por algo simplísimo y que tanto nos cuesta responder: qué hacemos aquí y cómo vamos a solucionar esto de estar vivos. No, nadie quiere pensar en el tiempo reflejado en el gota a gota de cada semana. Nadie quiere saber que la vida es eso que sucede entre autopistas, trabajo y un poquito de insatisfacción. ¿Quién querría sentir que está hecho de tiempo y el tiempo es agua cogida en un colador? Y, sin embargo, ese dolor es pura belleza. Porque, sin ese dolor, ¿cómo sabríamos que existimos, que somos? Deseos de otras noches es la confesión de un poeta que ha decidido dejar de esconder esa incomodidad que nos produce reflexionarnos como seres temporales y perdidos. La contemplación resignada, pero también valiente, de alguien que afronta el vacío con