Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
En una guitarra, una cuerda al aire es aquella que se hace sonar sin presionar ningún traste. Vibra así durante más tiempo, rica en armónicos. El narrador de estas páginas ha dejado libre la imaginación para, sin casi ejercer presión sobre ell... Seguir leyendo
info
En una guitarra, una cuerda al aire es aquella que se hace sonar sin presionar ningún traste. Vibra así durante más tiempo, rica en armónicos. El narrador de estas páginas ha dejado libre la imaginación para, sin casi ejercer presión sobre ella, dejar oír esas notas. De ellas emergen atmósferas y personajes que dan vida a un relato entre lo lúdico y lo sentimental que es una mezcla de lo que no pasó, de lo que podría haber pasado y de lo que otros recuerdan que pasó. Una "jam session" de la memoria a la que se nos convoca para revivir las noches cálidas de la juventud, unas veces en Mallorca, otras en Barcelona, en las que gracias a la amistad, la confabulación y algunos pases mágicos, las guitarras circulan de mano en mano y se convierten en incuestionables protagonistas.