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Reglas de oro para una irlandesa con retranca que escribe en clave motivadora para estadounidenses de mediana edad: 1. Prohibido citar a pensadores alemanes suicidas. 2. NADA de masturbación. 3. La muerte no se menciona (no pega con los lacitos de ... Seguir leyendo
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Reglas de oro para una irlandesa con retranca que escribe en clave motivadora para estadounidenses de mediana edad: 1. Prohibido citar a pensadores alemanes suicidas. 2. NADA de masturbación. 3. La muerte no se menciona (no pega con los lacitos de portada, Rosie, querida). 4. Repetir postre no se contempla como consejo inspirador. La irlandesa con retranca es Rosaleen Barry, cincuenta y pico. Con su amigo Markey, experto asador de malvaviscos afincado en Seattle, preparan el cuadernito Diez ideas para la mitad del viaje. Rosie es el centro galáctico de esta historia llena de mujeres con sofocos. Junto a ella, su arisca pero adorable tía Min, que está a punto de vivir una aventura al más puro estilo Huckleberry Finn. O Reeny, fiel escudera de Min y una virtuosa manipuladora del sistema sanitario. También Peg y Tessa, las amigas de siempre. Y ya puestos, la cerdita Madre Irlanda y las fantasmas antepasadas de Rosie, en una casa remota que llega por sorpresa. Con cariño, Rosie es un maravilloso tratado femenino y feminista sobre el envejecer y sobre el amor y la amistad en las mujeres de mediana edad. La obra póstuma de una de las damas más queridas (y feroces) de las letras irlandesas contemporáneas.