Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Cuando Horacio iba envejeciendo y reflexionaba sobre su vida, llegó a la conclusión de que había sido irreprochable porque había sido querido por sus amigos: carus amicis. El corazón de este libro es la amistad, el único sentimiento generoso, y... Seguir leyendo
info
Cuando Horacio iba envejeciendo y reflexionaba sobre su vida, llegó a la conclusión de que había sido irreprochable porque había sido querido por sus amigos: carus amicis. El corazón de este libro es la amistad, el único sentimiento generoso, y el único verificable. Un hombre bajo el hechizo de la desgracia: a ese hechizo hoy día lo llamamos depresión nerviosa. Lo que los amigos intentan es deshechizar ese hechizo mediante el lenguaje. '¿Quién siente que su vida está viva', decía Ennio, 'si no dispone del oído de un amigo con quien compartirla?'. La amistad es el único sentimiento humano cuyo cuerpo es la lengua pura. Es ese oído siempre dispuesto para la confesión que se ignora a sí misma y que vaga, la ocasión para vaciar el peso del corazón, el tablón que se le ofrece al recuerdo para que no se hunda. La amistad es el único vínculo entre los hombres donde se disuelve lo inconfesable, donde el desvalimiento recibe amparo, donde el corazón, abrumado por angustias y pesares, se transforma no en lágrimas, no en insomnios, no en muerte voluntaria, sino en breves frases que se dicen y se intercambian, tan poco calculadas que son casi involuntarias, cuando ni siquiera es preciso decirlo todo.