Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
CON apenas 20 años, Elvira Sastre (Segovia, 1992) publicó su primer libro de poemas, Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, después Baluarte, Ya nadie baila y La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida. Con su novela Días sin ti ganó... Seguir leyendo
info
CON apenas 20 años, Elvira Sastre (Segovia, 1992) publicó su primer libro de poemas, Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, después Baluarte, Ya nadie baila y La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida. Con su novela Días sin ti ganó en 2019 el Premio Biblioteca Breve. «Elvira Sastre es poeta, y el oficio de los poetas supone un esfuerzo por entender la vida. En sus primeras versiones, este libro trabajado se iba a titular La razón de los lamentos. No escribe aquí sobre los lamentos de la razón, las quejas de la luz por la existencia del mal y de las sombras. Escribe sobre la razón de los lamentos, sobre las huellas de la vida que necesitamos entender para tomar conciencia de lo que somos y de lo que ya no somos. Es la necesidad de decir, de decirse, de contarlo, de permanecer en una voz. Pero también el deseo de escuchar la nieve o el mar, la manera de habitar en dos orillas, de meditar el dolor y el amor, las heridas que no se ven y aquello que nos hace felices sin que sepamos nombrarlo. Una poesía hecha de insistencia, una poeta que quiere llegar hasta los huesos, como nos enseñó César Vallejo. Una lucidez que no oculta la razón de los lamentos, pero que enumera e insiste en una voluntaria fe de vida. Por eso este libro se acabó titulando Adiós al frío». LUIS GARCÍA MONTERO