Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
A principios del siglo XVI, junto a los portugueses, España intentó alcanzar las ricas tierras de las especias de Oriente mediante una serie de expediciones marítimas, que aunque no siempre lograron su cometido, tropezaron con tierras de mayor imp... Seguir leyendo
info
A principios del siglo XVI, junto a los portugueses, España intentó alcanzar las ricas tierras de las especias de Oriente mediante una serie de expediciones marítimas, que aunque no siempre lograron su cometido, tropezaron con tierras de mayor importancia e incluso con nuevos continentes. En esos intentos se llegó también a las Filipinas que permitieron establecer una ruta comercial entre España y Asia a través de América mediante el conocido Galeón de Manila. El archipiélago filipino, de privilegiada posición geopolítica en su entorno oceánico, estuvo expuesto desde el primer momento a toda clase de peligros, a los que no eran ajenos portugueses, holandeses y británicos, ni la temible vecindad que suponían los piratas chinos o los ataques y saqueos perpetrados por los moros de Borneo, Joló y Célebes. Lejanas y mal comunicadas con la Península, a veces abandonadas por su metrópoli, las islas Filipinas lograron mantener su vinculación a la Corona durante más de tres siglos gracias al empeño de quienes las salvaguardaban. Este es el relato de ese notable esfuerzo cuyo resultado comporta que hoy los filipinos no puedan asomarse a Europa sin olvidar que formaron parte de ese mundo gracias a sus vinculaciones familiares, culturales, lingüísticas y económicas con España.