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Para entender la guerra civil española hay que partir de un hecho: ninguno de sus protagonistas sabía con anterioridad que estaba embarcándose en un conflicto de tanta envergadura, para el que no disponían ni de los medios humanos, técnicos y fi... Seguir leyendo
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Para entender la guerra civil española hay que partir de un hecho: ninguno de sus protagonistas sabía con anterioridad que estaba embarcándose en un conflicto de tanta envergadura, para el que no disponían ni de los medios humanos, técnicos y financieros necesarios ni de los conocimientos tácticos imprescindibles. Sin embargo, la guerra tuvo lugar. Empezó como un golpe de Estado en el que sus autores movilizaron a una parte sustancial del ejército y, sobre todo, a su única fracción operativa, el Ejército de África. El Estado republicano, tambaleante, se defendió con las fuerzas de Orden Público, los guardias de asalto y la Guardia Civil, que se mantuvieron leales en gran parte, y las milicias de los partidos, como el comunista, que se organizaron con rapidez y eficacia. Este libro desmonta algunos tópicos, como el de que Franco quisiera una guerra larga para liquidar más cómodamente a su enemigo. La guerra se prolongó porque enfrente hubo un Ejército Popular, el que crearon Juan Negrín y Vicente Rojo. Que Franco no tomara Madrid hasta el final de la guerra no se debió a una decisión estratégica, como indica el hecho de que lo intentara sin éxito en varias ocasiones. La primera parte del enfrentamiento fue lo que podría llamarse el dibujo de la guerra. La enorme cantidad de combates locales perfiló los puntos de partida de lo que luego sería una contienda más seria y organizada. Las primeras batallas se libraron en ciudades, pero también y sobre todo en las carreteras que llevaban a Madrid. Cuando la capital resistió el empujón de las fuerzas coloniales, empezó realmente la guerra. El Jarama, Guadalajara, el norte, Asturias, Brunete, Belchite, Teruel, Castellón, el Ebro, Valencia y Cataluña serían, cada vez más, los escenarios de enfrentamientos entre grandes masas de ejércitos con material moderno, suministrado por las grandes potencias mundiales, y dirigidos por mandos profesionalizados. Jorge M. Reverte tiene una larga experiencia en hacer historia de la época. Sus libros La batalla del Ebro, La batalla de Madrid, La caída de Cataluña y El arte de matar han sido superventas y alabados por la crítica. Mario Martínez Zauner le ha acompañado en casi todos esos libros como investigador y documentalista.