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Europa que desde 1945 ha sido rehén de la confrontación entre los bloques que han provocado tanto su división como su subordinación a las «soberanías» imperiales podría salir del doble aprieto que le impone su papel de apoderada en un conflic... Seguir leyendo
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Europa que desde 1945 ha sido rehén de la confrontación entre los bloques que han provocado tanto su división como su subordinación a las «soberanías» imperiales podría salir del doble aprieto que le impone su papel de apoderada en un conflicto mundial, al tiempo que trata de inventar para sí misma una forma política autónoma que supere los antagonismos nacionales. En contrapartida, a través de un «círculo virtuoso», que es claramente la esperanza y la apuesta común de Berlinguer y Spinelli, esta Europa, al menos una parte de la cual se fundiría en una estructura federal abierta, constituiría por sí misma un poderoso factor y un actor de distensión. Esta función de «tercera fuerza» o de tercera parte (mediadora) sería tanto más eficaz si se ejerciera en alianza con las fuerzas progresistas del tercer mundo, en busca de una «vía de desarrollo» autónoma y, por ello mismo, sede de violentos enfrentamientos entre varias líneas estratégicas, varias concepciones del mundo y varias «proyecciones» imperiales. Está claro que, para Berlinguer este cruce que «descentra» la perspectiva europea (o intenta purgarla de