Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
* [...] noté que algo vivo se movía sobre mi pierna izquierda. Avanzó suavemente encima de mi pecho y se detuvo casi a la altura de mi barbilla. Al bajar la mirada, tanto como pude, distinguí a un hombre diminuto que no llegaba a los quince cent... Seguir leyendo
info
* [...] noté que algo vivo se movía sobre mi pierna izquierda. Avanzó suavemente encima de mi pecho y se detuvo casi a la altura de mi barbilla. Al bajar la mirada, tanto como pude, distinguí a un hombre diminuto que no llegaba a los quince centímetros de altura, con un arco y una flecha en sus manos y un carcaj a la espalda. Había otros muchos hombrecillos siguiendo al primero, no menos de cuarenta. * Cuando Lemuel Gulliver, un cirujano de barco, se lanza a la mar en busca de aventuras, las cosas no parecen discurrir nunca según lo previsto. A lo largo de una serie de catástrofes y desventuras, acaba atrapado en extrañas islas cuyos habitantes tienen los tamaños más insólitos, los comportamientos más extraños y las filosofías más confusas. * Gulliver siempre consigue volver a su país de origen, donde se recupera de una aventura poco antes de volver a zarpar y meterse en otra. Hace trescientos años, aún estaba por descubrir buena parte del mundo, tal y como ahora lo conocemos. Los viajes no eran nada placenteros en aquellos tiempos, y era probable que un viajero se topara con islas misteriosas y gentes extrañas. El peligro acechaba en cada esquina, y uno se encontraba amigos y enemigos de forma inesperada y en igual medida.