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Manuel Astur narra los cuentos más representativos de la tradición Zen con una sencillez desnuda de artificios y la honesta sabiduría de quien ha rasgado el velo de maya.«Lo único que existe es este presente en el que navegamos entre un pasado c... Seguir leyendo
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Manuel Astur narra los cuentos más representativos de la tradición Zen con una sencillez desnuda de artificios y la honesta sabiduría de quien ha rasgado el velo de maya.«Lo único que existe es este presente en el que navegamos entre un pasado cambiante y un futuro imprevisible. La realidad está ahí, siempre al alcance de nuestra mano, y lo que cambia son las interpretaciones que hacemos de ella, el cuento que nos contamos. El Zen es el mejor método que el ser humano ha encontrado para poder disfrutar de ese cuento sin sufrir demasiado por él, la mejor manera de dejar de ser un actor enloquecido que se cree su personaje.» Contrariamente a la tradición occidental, en la cual los cuentos suelen ser moralizantes o ejemplos de conducta, los cuentos zen no tienen moraleja. Por regla general, no pretenden hacernos reflexionar ni que obtengamos enseñanza alguna. Tampoco pretenden lo contrario. La intención de estas historias es crear en el oyente un vacío, una pequeña grieta en el muro de sus opiniones por la que este puede asomarse a la verdadera realidad de las cosas.