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Oviedo, 1934. Una huelga general revolucionaria estalla la noche del 5 de octubre y sume a todo el país en un profundo caos. Tristán Valdivia, que había vuelto enfermo desde Madrid a la casa paterna, busca refugio en la capital, mientras los suble... Seguir leyendo
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Oviedo, 1934. Una huelga general revolucionaria estalla la noche del 5 de octubre y sume a todo el país en un profundo caos. Tristán Valdivia, que había vuelto enfermo desde Madrid a la casa paterna, busca refugio en la capital, mientras los sublevados avanzan arrasando todo a su paso. La ciudad permanece en silencio, hasta que de repente se oye un ruido en la lejanía. Es la dinamita de los mineros... El enfrentamiento está servido. El periodista Javier Pérez de Albéniz asegura que este segundo tomo de La balada del norte confirma que estamos ante el gran festín de la novela gráfica española, una obra ambiciosa que huye del panfleto y reivindica la memoria histórica. Zapico mira al colectivo y ve al individuo. Hace explotar obuses, y dinamita la mediocridad bélica, para derribar la noche y despejar el camino a la filosofía y la literatura. Cree en el ser humano, sea cual sea el uniforme que vista, como fuente de virtud y esperanza. El resto es conflicto, enfrentamiento, abstracción.